Las peripecias de Bob, el astronauta novato que hizo reír a la galaxia

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El astronauta Novato 

En una galaxia no tan lejana, en una estación espacial no tan avanzada, un astronauta novato llamado Bob. Bob era el tipo de persona que soñaba con ir al espacio desde que era un niño y había visto "Star Wars" por primera vez. Así que, cuando finalmente le dijeron que iba a ser lanzado al espacio, se emocionó tanto que juró que celebraría su cumpleaños en la Luna.

La preparación de Bob para el gran viaje fue un espectáculo en sí mismo. Pasó semanas estudiando manuales, asistiendo a clases de entrenamiento y haciendo ejercicios de ingravidez en una piscina gigante. Pero, por alguna razón, nunca pudo aprenderse el nombre de todos los botones en su traje espacial. "¿Este es el botón 'abrir puerta' o el botón 'autodestrucción'? Bueno, solo hay una forma de averiguarlo", pensó Bob.

El día del lanzamiento finalmente llegó, y Bob estaba más emocionado que un droid en una pista de baile. Subió al cohete con una sonrisa que rivalizaba con la de la Mona Lisa y una lista de reproducción llena de éxitos galácticos que había creado especialmente para la ocasión.

Cuando el cohete despegó, Bob gritó como si estuviera en una montaña rusa intergaláctica. Los otros astronautas lo miraron con asombro mientras él realizaba acrobacias en su asiento. Hizo una voltereta completa mientras gritaba: "¡Un pequeño paso para el hombre, un salto gigante para Bob!".

Finalmente, llegaron al espacio, y Bob no podía contener su emoción. Decidió explorar la estación espacial por sí mismo. Abrió una puerta que decía "No entrar bajo ninguna circunstancia", solo para encontrarse con un grupo de alienígenas jugando al póker. Bob les sonrió y les hizo señas, pero los alienígenas simplemente lo miraron con desprecio y le mostraron una mano de cartas que tenía tres ases y un comodín. Bob decidió que era hora de seguir explorando.

El trabajo como astronauta era más complicado de lo que Bob había imaginado. Durante una caminata espacial, intentó arreglar una antena con una llave inglesa y accidentalmente la lanzó al espacio. "Bueno, supongo que ahora tenemos una antena espacial", se encogió de hombros Bob mientras veía la llave alejarse.

En una ocasión, mientras estaba en el espacio exterior, Bob se olvidó de cómo funcionaba la gravedad cero y trató de tomar una taza de café. El café se convirtió en una nube de líquido flotante que se pegó a su visor. "Bueno, al menos ahora tengo una pantalla de café en mi casco para mantenerme despierto", se rió Bob.

Pero la broma más grande de Bob fue cuando decidió disfrazarse de alienígena verde y asustar a sus compañeros astronautas mientras dormían. Cuando entró en su habitación con su disfraz espacial casero, todos gritaron y saltaron de sus camas. Bob se rió tanto que casi se desmaya de risa dentro de su traje.

A medida que pasaban los días, Bob se acostumbró a la vida en el espacio. Aprendió a flotar con estilo y a realizar experimentos científicos de alto nivel. Pero nunca perdió su sentido del humor y siguió haciendo bromas y chistes a pesar de las miradas de desesperación de sus compañeros astronautas.

Al final del día, Bob demostró que la galaxia también necesitaba un buen chiste de vez en cuando. Y si alguna vez te encuentras en el espacio, asegúrate de llevar un traje espacial, una linterna y, sobre todo, un buen sentido del humor.

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